Una cuenta de ahorros para la salud o HSA es una cuenta de ahorros diseñada para reducir los gastos médicos de bolsillo y servir como vehículo de ahorro para la jubilación.

Una HSA es como un plan 401(k) para tu atención médica, pero su uso es más flexible.

Los gastos por atención médica y de la vida diaria van en aumento. Con las HSA, tienes las siguientes ventajas:

Se trata de una cuenta con triple ventaja fiscal.

También puedes invertir y hacer crecer los fondos de tu HSA con acciones, bonos y mucho más para obtener una ventaja fiscal cuádruple. Además, tienes los siguientes beneficios:

Las HSA pertenecen a la persona, NO a la empresa ni al proveedor del plan de salud. Si dejas tu trabajo o cambias de proveedor de plan de salud, la cuenta sigue siendo tuya y se queda contigo.
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Si pierdes la cobertura de salud compatible con la HSA o presentas una circunstancia excluyente, no podrá depositar en tu HSA, pero todavía podrás gastar e invertir los fondos restantes durante el tiempo que desees.

La diferencia más significativa entre una cuenta de gastos flexibles (Flexible Spending Account, FSA) y una HSA es que los fondos de la HSA se renuevan anualmente.

Para abrir una cuenta, debes estar inscrito en un plan de salud con deducible alto (High Deductible Health Plan, HDHP) que sea compatible con la HSA y tener cuidado con las circunstancias excluyentes para continuar reuniendo los requisitos.

También existen límites de contribución anual que debes respetar para evitar las sanciones fiscales del Servicio de Impuestos Internos (Internal Revenue Service, IRS), similares a las de los planes 401(k).

Incluso con algunos límites, las HSA son un vehículo de ahorro único que reduce costos y que todo el mundo debería tener.