¿Qué es una FSA?
Una cuenta de gastos flexibles (Flexible Spending Account, FSA) es un acuerdo mediante el empleador que te permite pagar gastos calificados con dólares libres de impuestos.
Una FSA reduce tus ingresos imponibles.
Supongamos que ganas $45,000 al año. Entrarías en la categoría fiscal que debe $5,147 más el 22 % del monto que supere los $44,725.
Si decides asignar $3,000 a una FSA, solo tributarás por $42,000 de tu salario. Con esa deducción, entrarías en la categoría fiscal que debe $1,100 más el 12 % del monto que supere los $11,000.
Después de hacer algunos cálculos, ahorrarías $387.50 en los impuestos adeudados ese año y tendrías $3,000 asignados para gastos médicos.
Entonces, ¿cómo funciona?
Durante el período de inscripción en los beneficios, puedes asignar ingresos a una FSA hasta el límite de elección anual.
Tu empleador deja a tu disposición de forma inmediata el dinero asignado y lo podrás usar en gastos calificados.
Tu empleador retira el monto correspondiente de cada salario para recuperar los fondos de la FSA que están inmediatamente disponibles para ti para el año.
Por ejemplo, si decides asignar los $3,000 a una FSA este año, tu empleador retirará los fondos de la siguiente manera:
Anualmente: $3,000 para el año
Salario mensual: $3,000/12 = $250 por cada salario
Salario quincenal: $3,000/24 = $125 por cada salario
¿Se usa o se pierde?
Quizás hayas escuchado algo sobre esto cuando las personas hablan de las FSA. Si bien es cierto que pierdes los fondos restantes en tu FSA al final de cada año, algunos empleadores te permiten reinvertir el monto hasta el límite de reinversión anual o extienden el plazo para gastar los fondos hasta 2 meses.
Una planificación cuidadosa te permitirá aprovechar al máximo tus FSA.
Existen tres tipos de FSA con distintos límites anuales y ventajas:
Consulta cada una y compara con los otros beneficios disponibles para que ahorres más.